Diana E. H. Russell considera que se entiende por terrorismo sexual[1] la violación, la tortura, la mutilación, la esclavitud sexual, el abuso sexual infantil incestuoso y extrafamiliar, el maltrato físico y emocional y casos serios de acoso sexual. Siempre que estas formas de violencia misógina desemboquen en la muerte, se convertirán en feminicidios. Por lo tanto al ubicar la violencia de género y el asesinato de mujeres en el terreno de la política sexual, se produce un rechazo a la concepción popular de que la violencia de género o el feminicidio es un asunto privado o patológico o ambas cosas a la vez, ya que la violencia de género y el feminicidio son comúnmente despolitizados por el alegato de que los perpetradores de la violencia, tanto de género como feminicida, se declaran en su mayoría enfermos, amparados en ocasiones por la sociedad y la justicia.


[1] Russell, Diane E. H.: “Introducción: las políticas del feminicidio”, Feminicidio: una perspectiva global, Russell, Diane E. H; Harmes, Roberta A (eds.), Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 2006,p. 58