La definición de violencia doméstica es calificada por la feminista Cèlia Amorós de “chapuza conceptual” motivo por el cual aboga por la necesidad de resignificar el lenguaje y hablar claramente, según ella de terrorismo patriarcal. Este término fue acuñado por Michael P. Johnson en 1995. Sus ventajas radican en colocar en el centro de la atención al perpetradorya que cuando se habla de violencia contra las mujeres se invisibiliza el rostro masculino. De este modo se dirige nuestra atención hacia la naturaleza sistemática e intencional de la violencia común en la pareja, cuyas raíces históricas y culturales están asentadas por el patriarcado[1], las cuales infunden miedo a las mujeres através del uso de la fuerza.

La presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas Ana María Pérez del Campo prefiere utilizar el término de terrorismo doméstico y ambas, Cèlia Amorós y Ana María Pérez del Campo, califican la violencia contra las mujeres ejercida por los hombres de violencia terrorista, para señalar la poca atención institucional que se ejerce sobre la violencia contra las mujeres en un país como es España, en el que los medios de comunicación e institucionales, otorgan una mayor importancia al terrorismo político de ETA que al terrorismo perpetrado por los hombres contra las mujeres. Las mujeres víctimas del terrorismo patriarcal sobrepasan en cantidad por año en España a los hombres y mujeres víctimas de los atentados de ETA, mientras que todavía los medios de comunicación no hacen el mismo hincapié en los dos tipos de noticia: la primera ocupa una parte secundaria en los informativos de televisión y en los periódicos, la segunda ocupa todos los titulares, vulnerándose en ambos actos de violencia los derechos de la humanidad.


[1] Bosch, Esperanza; Ferrer, Victoria A.: La voz de las invisibles. Las víctimas de un mal amor que mata, Ediciones Cátedra, Universitat de València, Instituto de la Mujer, Madrid, 2002, p. 35.