La igualdad es más
“Establece relaciones basadas en la cooperación, el respeto mutuo y la autoridad personal; favorece el desarrollo de relaciones afectivas de igual a igual y desde el respeto a la diversidad”
Pensar en la igualdad, o mejor dicho, en la falta de igualdad como un problema que afecta únicamente a las mujeres, es como mirar al árbol sin intuir el bosque que lo rodea; es mirar al problema sin percibir el ecosistema que lo mantiene. La igualdad entre mujeres y hombres es un derecho humano que nuestra sociedad aún no ha conquistado y cuyas consecuencias negativas afectan visiblemente a las vidas de las mujeres. Basta con mirar alrededor o con consultar los datos: la escasa presencia de las mujeres en los ámbitos de decisión, la desigualdad laboral, los usos desiguales de los tiempos, la mayor dedicación de las mujeres a las tareas domésticas y de cuidado de personas o la violencia ejercida contra las mujeres por el hecho de serlo son algunos ejemplos de la sangría que la desigualdad supone para las mujeres.
Pero si bien es cierto que el actual sistema social confiere a los hombres unos privilegios como colectivo, no es menos cierto que dicho sistema, sustentado en una diferenciación rígida de roles y expectativas en función del sexo, tiene también sus costos para los hombres: no desarrollar todas sus potencialidades y capacidades en el mundo reproductivo y de los afectos, o ser rechazados si se salen del rol social imperante y se atreven a asumir públicamente algunas funciones y comportamientos considerados tradicionalmente como “femeninos”, entre otros. Así pues, cuando hablamos de desigualdad no estamos hablando únicamente de un problema de las mujeres, por lo que la apuesta por la igualdad va mucho más allá y su visión del mundo y de la sociedad tiene una perspectiva más profunda.
La igualdad propone, en primer lugar, una nueva manera de organizar nuestro mundo, una nueva organización que no afecta únicamente al desarrollo individual de las personas, sino que apuesta por el avance de toda la sociedad en su conjunto. La igualdad permite que, tanto mujeres como hombres puedan desarrollar todas sus capacidades y tomar sus decisiones sin las limitaciones impuestas por los roles y estereotipos de género; la igualdad contribuye al desarrollo de la autonomía de todas las personas en el ámbito personal y en el social; promueve la corresponsabilidad en los cuidados: que cada persona se responsabilice de autocuidarse y de cuidar de las otras personas de su entorno, pero también que las instituciones y las empresas se impliquen en proveer y posibilitar el cuidado; potencia valores solidarios y no jerárquicos, establece relaciones basadas en la cooperación, el respeto mutuo y la autoridad personal; favorece el desarrollo de relaciones afectivas de igual a igual y desde el respeto a la diversidad; contribuye a avanzar en la democracia y a construir una sociedad más justa, cohesionada y desarrollada social y económicamente. La igualdad propone cambiar el epicentro de nuestro mundo, poniendo la vida de las personas en el centro.
La igualdad supone más democracia, más bienestar, más conocimiento, y más respeto. Así lo hemos querido recordar desde Emakunde este 8 de marzo, Día Internacional de las mujeres. De ahí que nuestro mensaje principal en este día sea “Igual es más”. Porque la igualdad es un derecho humano que, sin duda, beneficia a toda la sociedad. Porque necesitamos la igualdad, no solamente por justicia social, sino también en beneficio de la sociedad en su conjunto.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/03/08/paisvasco/1362739419_889096.html