Nueve líneas de la Entidad de Transporte Metropolitano llevan anuncios de clubes de alterne. La ciudad, sin embargo, vetó en 2009 los buses ateos
SERGI TARÍN Valencia 25/10/2011 23:46 Actualizado: 25/10/2011 23:49
Uno de los autobuses interurbanos con la publicidad de un club de alterne en su parte trasera.
A tamaño gigante y a la vista de todos. Así se exhiben los anuncios de prostíbulos en Valencia, que han encontrado en la Entidad de Transporte Metropolitano (ETM), empresa de titularidad pública, su mejor escaparate. Desde hace días, algunos de sus autobuses publicitan casas de citas en la parte trasera. Se trata de cartelones enormes que rebajan a la mujer a la condición de objeto de consumo. “Tu cita con el placer”, reza uno de ellos, mientras un grupo de adolescentes jalea el paso del vehículo. A la vista quedan direcciones, números de teléfono y webs. Basta hacer una llamada o entrar en internet para comprobar que se trata de clubes de alterne que ofrecen servicios de prostitución.
Esta publicidad recorre con rutinaria insistencia las principales avenidas de la ciudad y de los pueblos de su área metropolitana. Se trata de decenas de autobuses de hasta nueve líneas de la ETM.
“No todas llevan este tipo de publicidad”, manifestó ayer a Público Mar Martínez, gerente de la Agencia Valenciana de Movilidad, de la que depende la ETM. Según Martínez, la líneas se subcontratan a empresas privadas, hasta siete, “sobre las que no cabe fiscalización alguna” sobre los anuncios que colocan en sus autobuses. “Sólo les exigimos que conserven el distintivo amarillo y la marca Metrobús. Nada más”, explica Martínez, para quien la única solución para acabar con este tipo de publicidad sería acometer una modificación de la Ley de la Movilidad. ¿Se la plantean? “De momento no”, señala. ¿Y rescindir el contrato con las empresas que se enriquezcan con estos anuncios? “Tampoco”.
“Esta publicidad no nos gusta especialmente, pero no podemos hacer nada para impedirla, la ley les ampara”, señala Martínez. La Agencia Valenciana de Movilidad, según indica su web, “tiene como función principal la coordinación entre los distintos modos de transportes metropolitanos y de estos con las administraciones”.
Explotación sexual
La responsabilidad última recae en la Conselleria d’Infraestructures. Su titular, Isabel Bonig, reconoció ayer a este diario que desconocía que estos autobuses publiciten negocios que se dedican a la explotación sexual. “Se mirará y se verá si es o no oportuno”, aseguró y añadió que “personalmente” le parece “poco ética” esta publicidad.
La Generalitat se escuda en que la ley ampara el negocio
Los autobuses valencianos ya estuvieron envueltos en otra polémica relacionada con la publicidad. En marzo de 2009, los autobuses de la EMT del Ayuntamiento de Valencia fueron los que vetaron una campaña de la Unión de Ateos y Librepensadores (UAL), con el lema “Probablemente Dios no exista. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”.
A pesar de que la empresa concesionaria de la publicidad era Promedios, el concejal del PSPV en el Ayuntamiento Juan Soto acusó al consistorio de incurrir en una ilegalidad, porque el anuncio “ni incitaba a la violencia, ni tenía carácter sexual, ni faltaba al respeto”. Promedios también gestiona la publicidad de los autobuses de Zaragoza y vetó, en enero del mismo año y al igual que en Valencia, la publicidad que la UAL quería contratar en los autobuses de la capital aragonesa. Otras ciudades como Madrid o Barcelona no pusieron problemas.
La ciudad condal sí que ha bloqueado este año una campaña de la Plataforma de Apoyo al Juez Garzón. La empresa que gestionaba la publicidad en Barcelona era la misma que vetó las campañas de Valencia y Zaragoza, Promedios. La compañía alegó que su normativa impedía gestionar “publicidad de mensajes ideológicos o sobre creencias”, aunque los autobuses no tuvieron problemas para lucir, antes de la visita del papa a Barcelona, la publicidad de los ultracatólicos E-Cristians: “Bienvenido Benedicto XVI”.