EL PAÍS

Una niña de 13 años y un hombre de unos 40 murieron sobre las siete y media de ayer tarde en la pedanía albaceteña de El Salobral, abatidos por los disparos de otro vecino de la localidad, Juan Carlos Alfaro, mecánico de 39 años. Alfaro supuestamente habría trabado una relación con la menor, de nombre Almudena, que derivó en compulsiva.

Según vecinos de El Salobral, el acoso a la niña era tal que incluso pesaba sobre él una orden judicial de alejamiento, que Alfaro quebrantó durante las pasadas fiestas, por lo que fue detenido por la Guardia Civil. La menor y sus padres no querían ni verle, lo que pudo desatar este sábado la enloquecida carrera asesina de Juan Carlos por las calles de la pedanía. El homicida es también vecino de El Salobral, reside en la casa de sus padres y actualmente se hallaba desempleado.

Situado a unos 14 kilómetros al sur de la capital albaceteña, el pueblo se encontraba esta  madrugada rodeado por efectivos de la policía y la Guardia Civil, que buscaban al asesino entre maizales de los alrededores. Allí, en medio de la fuerte lluvia que caía sobre la localidad, medios centenar de agentes del orden seguían su rastro.

Los agentes llegaron a tenerle rodeado en los aledaños de la gasolinera Lozano del municipio, pero logró zafarse

A la una de la madrugada, el cerco continuaba, sin éxito. Los agentes llegaron a tenerle rodeado en los aledaños de la gasolinera Lozano del municipio, pero logró zafarse de los agentes y supuestamente se escondió en el campo.

Mientras desarrollaban la batida de búsqueda, los agentes pidieron a los cerca de 1.400 habitantes de la pedanía que permanecieran en sus casas, cerraran las puertas y se alejaran de las ventanas. El asesino iba armado con un rifle y una pistola. Y detrás había dejado dos cadáveres, el de la joven Almudena y el de Agustín, y también a un herido grave, el de otro vecino de la localidad que se topó con él en la calle cuando Alfaro huía.

Aunque la secuencia de hechos era anoche confusa, vecinos de la localidad informaron de que el autor de los disparos, que responde al apodo de El Fraguel, se dirigió en coche al centro del pueblo provisto de un rifle y una pistola. Es aficionado a la caza y posee licencia de armas. En la céntrica calle de Asensio, cerca de la iglesia parroquial, halló a la menor, Almudena, a la que descerrajó varios disparos. Inmediatamente después abrió fuego contra una segunda persona, de nombre Agustín, de 40 años, y que caminaba casualmente por la zona. Ambas víctimas no tenían relación entre sí. Seguidamente, Juan Carlos disparó también contra una tercera persona, un hombre que recibió un disparo en un hombro y con el que casualmente también se había topado en la calle. Quedó ingresada en un hospital de Albacete, según explicó el alcalde pedáneo, el socialista Ángel Sánchez. El regidor comentó a EL PAÍS que tanto la familia de Alfaro como las de las dos víctimas “eran normales y corrientes, de las que nunca antes se había oído decir nada malo”.

Vecinos de la Calle Mayor, muy cercana al lugar de los hechos, escucharon hacia las siete y media de la tarde “bastantes disparos” y poco después “gritos y llantos de los familiares” de la adolescente. “Pero cuando intentamos salir a la calle para ver qué pasaba y ayudar, la policía, que llegó rápido, nos dijo que nos quedáramos en nuestras casas”, describió una vecina en conversación telefónica.

En el municipio cundía anoche el miedo. Juan Carlos Alfaro seguía suelto y, a juzgar por cómo actuó con sus tres víctimas, estaba fuera de sí y podía disparar a cualquiera indiscriminadamente, como hizo con la menor y sus otras dos víctimas. El herido tuvo suerte: su vida no corría peligro, según fuentes hospitalarias.

Una vecina contaba anoche, aun compungida, que el presunto autor del doble crimen llevaba tiempo pretendiendo mantener relaciones con la menor y que tanto ella como sus padres se oponían férreamente.

http://politica.elpais.com/politica/2012/10/20/actualidad/1350761114_627738.html